La justicia francesa allanó el lunes el Ministerio de Finanzas, lo que marca una determinación por investigar posibles irregularidades en el traspaso de Neymar desde el FC Barcelona al PSG. El pase más caro de la historia, una operación de unos 222 millones de euros, está bajo la lupa por presuntos favores fiscales en un complejo entramado que involucra a personalidades del fútbol y de la política.
Esta causa surge en septiembre de 2022, cuando se empiezan a analizar los contactos y la influencia que tenía sobre ese círculo de confianza el ex director de comunicación del club parisino, Jean-Martial Ribes. Este hombre fue imputado por corrupción y tráfico de influencias, lo que permitió indagar en sus mensajes SMS y de WhatsApp.
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En ese teléfono móvil se encontraron centenares de intercambios con Hugues Renson, exdiputado del partido del presidente Emmanuel Macron y antiguo vicepresidente de la Asamblea Nacional (la Cámara baja del Parlamento francés). La justicia se interroga si este ex legislador intentó obtener “ventajas fiscales” para el PSG, presidido por el catarí Nasser Al Khelaifi, durante el traspaso de Neymar desde el Barcelona.
A cambio, Renson “se benefició de numerosas entradas para partidos” del PSG, así como otras ventajas, también durante el periodo en el que fue diputado (2017-2002), de acuerdo a lo que publica la prensa francesa. Uno de sus mensajes, con el título de “asunto PSG” se dirigió a Gérald Darmanin, que entonces estaba a cargo de las cuentas públicas de Francia y ahora es un peso pesado del Gobierno como ministro de Interior.
El 3 de agosto de 2017 se anunció el traspaso del brasileño al club parisino y un día después, “Renson le da las gracias a Ribes”, según el informe de los medios locales, en referencia a que sus hijos acompañaron a los jugadores del PSG antes de un partido en el Parque de los Príncipes.
El pasado agosto, el delantero brasileño se fue al Al Hilal de Arabia Saudita, donde solamente pudo jugar cinco partidos ante la rotura de ligamento cruzado anterior y el menisco de la rodilla izquierda. Más allá de lo que su paso por el PSG quedó atrás, la justicia sigue adelante con su investigación y si se determina que hubo un “tráfico de influencias” se trata de un delito penado con hasta 10 años de prisión.
