Por Josué Seixas
El mayor campeón del mundo de todos los tiempos, venerado y admirado por aficionados e ídolo de varias generaciones, Mário Jorge Lobo Zagallo, falleció en las últimas horas a los 92 años. El anuncio fue hecho en las redes sociales del ex entrenador y ex jugador de la Selección Brasileña.
Jugador titular en los Mundiales de 1958 y 1962, entrenador del equipo de 1970 y coordinador de la selección en el Mundial de 1994, Zagallo levantó cuatro veces la Copa del Mundo. Una marca que no ha sido superada por nadie en los casi 100 años de historia de esta competición.
Amigos, entrenadores, jugadores y directores deportivos de todo el planeta lloraron la marcha del Velho Lobo (Viejo Lobo), como solían llamarlo.
A sus 92 años, Zagallo nunca ocultó su pasión por el fútbol. Incluso antes de empezar su carrera en las categorías inferiores del América-RJ, ya indicó que quería ser jugador. No en vano, sus compañeros y vecinos lo invitaban a jugar en los campos de Tijuca cuando, de niño, vivía en este barrio, al norte de Río de Janeiro.
Zagallo nació en Atalaia, municipio de Alagoas, a 48 kilómetros de Maceió. Pero, con sólo ocho meses de vida, ya se había trasladado a Río con su familia. Su padre, Aroldo Cardoso, que jugaba en el Clube de Regatas Brasil de Alagoas, prefería que su hijo menor estudie a verlo con el balón, pese a sus habilidades, y sólo se convenció de que Zagallo podría seguir jugando al fútbol tras la intervención de su primogénito, Fernando.
Un frágil Zagallo compensaba su falta de masa muscular con velocidad, visión de juego e inteligencia, que ponían nerviosos a los defensas. Tras su paso por el América, se hizo un nombre en el Flamengo, donde ganó los tres campeonatos de Río en 1953/54/55.
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Con sus actuaciones en el Rubro-Negro, se ganó un lugar en la Selección Brasileña y formó parte del equipo que ganó el Mundial de Chile en 1958. En esa competición, marcó uno de los goles de la victoria de Brasil sobre Suecia (5-2) en la definición del título.
Ya consagrado, viviría otros momentos de gran intensidad durante su estancia en el Botafogo, de la segunda mitad de 1958 a 1965. Fue en ese periodo cuando conquistó su segundo campeonato mundial, al lado de sus compañeros de club Didi, Nilton Santos, Amarildo y Garrincha, leyendas de este deporte.
En 1970 conquistó su tercer título mundial, esta vez como entrenador del equipo de ensueño que reunía a Pelé, Clodoaldo, Tostão, Gerson, Jairzinho, Rivellino, Carlos Alberto Torres y otras estrellas. También abrazó el nuevo trabajo con compromiso y alegría. Con el apoyo de su hazaña en el Mundial de México, permaneció en el equipo en el Mundial de Alemania 1974, ganado por los anfitriones en una final histórica con Países Bajos.
Su carrera como entrenador ya lo calificaba como uno de los mejores del mundo. Poco a poco, empezó a ganar todas sus disputas fuera del campo, en enfrentamientos con otros entrenadores, periodistas y jugadores de renombre. Volvió a dirigir a la selección brasileña en el Mundial de 1998 y en el de 2006 trabajó como ayudante de Carlos Alberto Parreira.
A lo largo de los años, Zagallo se ganó la admiración por sus eslóganes, que sonaban graciosos y creaban empatía con el público. La más conocida, “Me vas a tener que tragar”, marcó una parte importante de su carrera. Mencionado por primera vez en 1997, cuando Brasil dirigido por él ganó la Copa América, imponiéndose en los seis partidos que disputó, sonó inicialmente como un exabrupto contra los periodistas que presionaban a Vanderlei Luxemburgo para que asumiera el cargo.
Zagallo decidió no continuar profesionalmente en el fútbol en 2011, a los 79 años. En 2012, el tetracampeón sufrió el mayor golpe de su vida: la muerte de su esposa Alcina, con la que llevaba casado 57 años. Ambos tuvieron cinco hijos. Supersticioso, decía que Alcina era la mujer ideal, ya que la suma de las letras de su nombre y el suyo era igual a 13, número que agradecía por considerarlo vinculado a la suerte, la fortuna y el amor.
El respeto y el cariño a sus amigos de toda la vida era otro aspecto revelador de la personalidad de Zagallo. En 2021, al cumplir 90 años, recibió un mensaje especial de Pelé. “Fuimos compañeros de equipo. Fuimos rivales. Fui tu jugador y tú mi entrenador. Pero, por encima de todo, siempre hemos sido grandes hermanos. Eres un líder, un mentor, un ídolo y un amigo con un corazón enorme, que el fútbol brasileño nunca olvidará”.
